El programa de hoy es todo rasta y reggae. Contamos con dos invitados de lujo: El primero de ellos es First Man, un rastafari jamaiquino, que de común acuerdo con los sabios y toda su comunidad rasta – la Rastafari Indigenous Village – resolvió abrir las puertas de su aldea a los visitantes de Jamaica hace más de una década. Conversamos también con Emilio Graffignano, editor de la revista digital Cool Ruler, un admirado colega quien nos cuenta la historia de un medio que nació con el objetivo de realzar la cultura del reggae y sus derivados como una forma de expresión, poniendo especial acento en la movida reggae latinoamericana.
La Rastafari Indigenous Village se ha convertido en un modelo de turismo comunitario, al cual First Man se refiere como una herramienta al servicio de las comunidades que son sus propios protagonistas, una que les ha permitido tener una voz para dialogar con la sociedad local y global para garantizar la supervivencia de su cultura, sus tradiciones y de traspasar a las nuevas generaciones el orgullo de su propia identidad.
–“Estamos convencidos de que la mejor manera de preservar una cultura es generando conciencia sobre ella. Fue por ello por lo que construimos esta aldea y decidimos utilizar el turismo como una herramienta para preservar y proteger nuestra cultura”– expresa.
–“Ahora está comprobado que lo local es realmente especial y eso es lo que siempre quisimos mostrar, lo que es auténtico de Jamaica”.
– “Hemos negociado con el gobierno y hemos recibido apoyos económicos, siempre esforzándonos por asegurar que no tengamos que alejarnos de nuestros valores”.
Entre otros temas, hablamos de la inserción en la sociedad digital, de la necesidad de preservar las enseñanzas de los mayores, la educación de los niños, la producción de su línea orgánica, el festival de tambores, y el mundo post-COVID (lo que algunos han denominado “la nueva anormalidad”). A este respecto, First Man se propone una mega misión: mejorar la relación con la vida. El primer paso para eso es preservar la vida y es por ello que en este momento, su enfoque está en aprovechar el Internet para incrementar las interacciones, y evolucionar su uso para llevar sanación y estilo de vida holístico, para ayudar a crear un mundo mejor.
–“El turismo se está moviendo en una dirección que va a impulsar la autosostenibilidad y va a llevar más balance a la movida global, donde todo depende de todo lo demás”.
Bob Marley fue un rastafari devoto. Ahora se pueden encontrar comunidades rastafari en todos los continentes, pero no hay nada igual a los rastafaris de Jamaica, la tierra de sus raíces. En palabras de Firs Man:
– “El rastafari es la sociedad horizontal. Está centrada en la calidad, donde cada persona es una identidad y el dueño de sí mismo”.
En cuanto a la revista Cool Ruler, fue un placer pasearnos por su trayectoria, pues han desarrollado un espacio para la difusión del reggae como forma de expresión cultural, canalizándola a través de contenido periodístico profesional y dando voz a miles de artistas latinoamericanos y del resto del mundo, mainstream o under, por igual. Han dado un lugar para la memoria de la cultura jamaiquina globalizada destinada a un público que sabe y se reconoce especialista en reggae, pero también para aquellos que comienzan a descubrir el mundo de este folklore caribeño. La parte del premio Cool Ruler, que se otorga a los mejores exponentes del género todos los años, nos encantó.

@emigraffignano

El reggae y la cultura rasta se juntan, aunque es cierto que este no es un estilo de vida para todos, pero hay muchos conceptos positivos de lo rastafari que podemos adaptar y que pueden mejorar nuestro planeta y a nosotros mismos. En este asentamiento rastafari de Jamaica, miles de personas han aprendido acerca de la agricultura orgánica, los peligros de los alimentos procesados y la necesidad de que todos comprendamos las etiquetas de las botellas, latas y de todo lo que consumimos.
El estilo de vida rasta que vivenciamos en el Rastafari Indigenous Village en una visita que hiciéramos hace 10 años, cuando la aldea recién se abría al público, nos marcó profundamente y lo recordamos como si fuera ayer. La aldea rastafari se encuentra a 15 minutos de Montego Bay entre una cadena de colinas, preñadas de aves tropicales y de altas paredes de bambú. En la cima de una pequeña colina había un laberinto, el tabernáculo, creado con bambú tallado, y que es usado para meditar y resolver problemas. Una experiencia sensorial que nos introdujo esta cultura rica y variada. Cuando salimos de allí ya éramos familia.
Cool!
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